miércoles, 30 de julio de 2008

Adios, Diego

Hemos sido amigos durante muchos años. De hecho, muchas veces has declarado que estabas orgulloso de ser mi amigo, y nos has contado cómo lo contabas a muchos conocidos.

De la noche a la mañana, parece que no estás orgulloso. Sigues diciendo que lo estás, y cuando coincidimos sigues hablando de lo que cuentas a los conocidos. Pero algo ha cambiado: has desaparecido.

Antes al menos llamabas para pedir algo, cuando te hacía falta. Ahora no. Se han acabado los mensajes, las llamadas (que nunca fueron demasiadas, pero bueno). Lo que es más, ni siquiera contestas a mis mensajes o mis llamadas.

Cuando coincidimos "no pasa nada", "no tengo que dar explicaciones". Yo creo que es mentira, una de tantas. Que la verdad es más parecida al famoso "ya tenáis que saber lo que pasa" que en su momento dijiste a alguien.

En noviembre dijiste por tu cumpleaños que ibas a llamar. 8 meses y sigo esperando. Y me he aburrido de esperar. La próxima vez que coincidamos, no voy ni a molestarme en disimular, en que parezca que me creo que no pasa nada.

Como le dije ayer a alguien en una situación parecida, no estoy decepcionado, porque para eso tendría que haber habido alguna expectativa que no se ha cumplido. Y no, hace tiempo que no hay ninguna expectativa. Simplemente estoy dolido.

No hay comentarios: