viernes, 1 de agosto de 2008

Movimiento asociacionista

Ahora mismo estoy en un momento laboral muy intenso, muy importante, y bastante clave, por lo tanto he tenido que dejar durante un tiempo de lado el movimiento asociacionista.

Eso quiere decir que, aunque no he causado baja en ninguna de las 3 asociaciones a las que pertenezco, he tenido que dejar la implicación activa en ellas.

Dos de ellas son asociaciones de amigos del ferrocarril, y en ambas realizaba trabajos más allá de las obligaciones básicas de un socio. Como un compañero de afición comentó una vez:
Algunos socios se implican poco, hasta el punto de pagar solo la cuota, otros se implican más, participando en las acciones que se les proponen, y unos pocos dedican enormes esfuerzos a tirar del carro para todos. Y, aunque hay que agradecer más su trabajo a estos últimos, todos son necesarios. Y si algún día dejan de aparecer los del último tipo, será mala señal: señal de que la ilusión se está acabando.
Yo siempre he procurado ser de los que se implican, de los que tiran del carro, de manera que me había implicado en una serie de tareas en ambas asociaciones. Y tenía planes para llevar aun más allá esta implicación. Ahora ha quedado todo parado, y soy un socio de base, de los del primer tipo. No negaré que echo de menos el poder dedicarme a aquello, pero es cierto que necesito para mi trabajo el tiempo que tendría que dedicarle a las asociaciones.

La tercera asociación es ligeramente diferente: es un coro. De manera que, a priori, se presupone que quien va es para cantar... además de pagar una cuota, por supuesto. El problema es que a veces, como es mi caso ahora, es necesario disponer del tiempo que de otra manera se dedicaría a ensayos y actuaciones. Y esto establece un problema. Porque... ¿qué se tiene que hacer con quien quiere mantener el contcto con el coro, ayudar en la medida de sus nuevas posibilidades, incluso pagar la cuota de una forma o de otra... pero no puede ensayar ni actuar? A mi personalmente, la lógica me dice que, aun sabiendo y anotando que no se puede contar con ese miembro para los ensayos o las actuaciones, y elaborando una lista correcta a ese respecto que permita una correcta "gestión musical", mientras alguien tenga voluntad de continuidad, si tiene un problema que le impide cumplir con todas las 'obligaciones', se debería ser comprensivo. A otros, aparentemente la lógica les dice que tienen que convencer a la gente de que es necesario que la gente en la situación que describo cause baja. El resultado suele ser que si a quien sí quiere estar se le dice "pues nosotros no queremos que estés", las ganas de colaborar se le terminan. En el presente y en el futuro.

Pero el aspecto en el que quería incidir en esta entrada no es este, sino el de la fragmentación. En los dos tipos de asociaciones que he mencionado, se da un fenómeno muy curioso: aunque el tamaño hace gran parte de la fuerza y la capacidad de actuaciones de mayor interes, el movimiento asociacionista tiende a ir en sentido contrario: en lugar de organizarse unos pocos grupos grandes, se fragmentan en pequeños grupos, a veces incluso enfrentados. En Bizkaia hay 131 coros federados, algunos de ellos my muy pequeños. (Fuente: BAE). En España hay al menos 115 asociaciones de Amigos del Ferrocarril (Fuente: FEAAAAF), de nuevo algunas de ellas muy pequeñas, de solo 4 o 5 socios. Incluso a esta situación hay que añadirle dos agravantes: la desconfianza y la medallitis. Cada asociación trabaja por su cuenta, y en contadas ocasiones se ponen de acuerdo para remar en la misma dirección (ejemplos de cuando sí serían la semana coral vizcaína, que, acorde los rumores, ya está empezando a generar algunos descontentos, o los acuerdos entre PIAF y la FCMAAF). Además, en ocasiones la colaboración se torna imposible, dado que el trabajo que cada asociación hace es guardado de la manera más celosa posible, dado que luego quien lo hace quiere que muy claramente se le reconozca el mérito. O, pero aun, porque si se da a conocer ese trabajo, puede ser que alguien de fuera venga y lo pise, lo imposibilite, o incluso se lo apropie.

Vamos, que la propia mentalidad, en ocasiones desconfiada, y en ocasiones con motivos, de los asociados hace que se tienda a la fragmentación. Y es una pena, porque, insisto, se conseguirían más, mayores y mejores resultados, siendo pocos grupos de mayor tamaño. O, al menos, si tan necesario fuera mantener la identidad de los grupos, trabajando juntos a través de una entidad 'superior' que coordinara los esfuerzos, organizara grupos de trabajo, supervisara el trabajo de unos y otros para poder evitar redundancias y duplicaciones, para que no se repitieran pasadas usurpaciones, para asignar recursos en una labor u otra, para negociar con más fuerza ante las instituciones... en resumen, para, aun fragmentados, poder trabajar como grandes.


¿Por qué si, por ejemplo, que no sé si es el caso, la asociación Castejonera tiene problemas para mantener el Platanito, no puede la federación convocar un 'grupo de mantenimiento' en el que entraran ARMF, AZAFT y AAFB a trabajar con la castejonera? ¿Por qué si es necesario un gran coro para una obra en concreto, BAE no puede poner en contacto a San Anton Abesbatza, Lagundi, Inmaculada, Danok Bat y Usánsolo para que juntos formen un gran coro que pueda afrontar grandes obras, y aspirar a una gran financiación?


En fin, tal vez sesa demasiado complicado.


A la derecha, entre los enlaces, los de las asociaciones a las que pertenezco.

No hay comentarios: