miércoles, 19 de noviembre de 2008

Ya llega...

la Navidad... Felicidad!!!

O no... para mucha gente no es sinónimo de felicidad, sino de todo lo contrario. Por circunstancias personales diversas, o simplemente por el peñazo que es preparar comida o cena en casa para un montón de gente. O por tener que comprar lotería casi por narices, a ver si no si se va a forrar todo el mundo menos uno mismo.

Cómo sabemos que llega la navidad? Por dos síntomas principales: el primero, que en la tele se hace complicado ver un anuncio que no sea de juguetes (o de colonias... y porque aun es un poco pronto para los de turrones y bebidas espumosas). El segundo, que pueblos y ciudades se llenan de lucecitas, que pueden ir desde lo hortera y cutre hasta lo, en ocasiones, elegante.

Pero no es de la navidad de lo que quiero hablar hoy, sino del final del otoño y del principio del invierno.

Aunque casi todos los años cae al menos una nevada seria, el invierno en Bilbao es relativamente suave, que al fin y al cabo estamos cerca del mar. Pero en cuanto empezamos a entrar en los valles hacia el interior, la cosa se complica un poco. Alonsotegi, justo al principio del valle del Kadagua, tiene un clima algo más duro que el de la capital. Eso propicia que en invierno vemos nevar más a menudo (aunque luego también tengamos un deshielo que inunda el pueblo puntualmente todos los años):






(Por cierto, que estas fotos, de 2005, son ya imposibles hoy en día... la fisonomía de la plaza que se ve en ellas está totalmente cambiada).

Por último, una recomendación: para ver el paso del otoño con todos sus colores, al invierno con su manto blanco, es interesante cambiar de altura, en algún puerto de montaña. Recomiendo, en esta época del año, las estacas de Trueba, en su vertiente sur. Colores aun algo verdes en Espinosa, totalmente otoñales según se va subiendo, e invierno cerrado en lo alto del puerto.


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A disfrutarla!!

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